
Las emociones me controlan... me obligan a esconderme en un lugar seguro... "el silencio". Mi mente esta distante de lo que mi corazón siente. Si yo lo digo es real, y las únicas palabras que conozco son las de destrucción, por eso prefiero permanecer callada. No puedo acercarme a ellos, si lo hiciera me enredaría en mi misma y me derrumbaría. Tal vez parezca estar hecha de un corazón de piedra pero realmente solo es tiza, y me produce un profundo miedo, encarar la posibilidad de convertirme en polvo fácilmente.
Esta necesidad de querer ser algo imposible, sin claridad y sin razón aparente, muero por ser lo que no puedo, lo que nadie puede. El reflejo me observa desde atrás, no es el mismo que tu ves, mi culpa acelera el ansia de destruir mi constancia.
La única culpa que puedo imputar, es hacia mi misma; por añorar la felicidad que jamás podré tener... y aun.. hoy.. no creo merecerla.
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